miércoles, 14 de diciembre de 2016

El álamo. Vicente Aleixandre





EL ÁLAMO

En el centro del pueblo
quedaba el árbol grande.
Era una plaza mínima,
pero el árbol viejísimo
la desbordaba entera.
Las casas bajas como animales tristes
a su sombra dormían. Creeríase
que a veces levantaban una cabeza, alzasen
una noble mirada y viesen aquel cielo de verdor
que hacía música o sueño.
Todo dormía, y vigilante alzaba
su grandeza el gran álamo.
Diez hombres no rodearían su tronco.
¡Con cuánto amor lo abrazarían midiéndolo!

Pero el árbol, si fue en su origen (¡quién lo sabría ya?)
una enorme ola de tierra que desde un fondo reventó, y quedóse,
hoy es un árbol vivo. Abuelo siempre vivo del pueblo, augusto
por edad y presencia.
A su sombra yacen las casas, viven,
se despiertan, se abren: salen los hombres, luchan,
trabajan, vuelven, póstranse. Descansan.
A veces vuelven y allí cobijan su postrer aliento.
Bajo el árbol se acaban.

El pueblo está en la escarpa de una sierra.
Arriba Najarra.
Abajo la llanura, como una sed enorme de perderse.
Despeñado, colgante, quedó el pueblo agrupado bajo el árbol.
Quizá contenido por él sobre el abismo.
Y sus hombres se asoman
en su materia pobre de siglos
y echan sus verdes ojos, sus miradas azules,
sus dorados reflejos, sus limpios ojos claros y oscurísimos,
ladera abajo, hasta rodar en la llanura insomne
y perderse a lo lejos, hasta el confín sin límites que brilla
y finge un mar, un puro mar sin bordes.

El árbol:
un álamo negro, un negrillo, como allí se nombra.
El álamo: "Vamos al álamo." "Estamos en el álamo" Todo es
álamo.
Y no hay ya más que álamo, que es el único cielo de estos
hombres.


Vicente Aleixandre


martes, 13 de diciembre de 2016

Bajo la lluvia. Juana de Ibarbourou

Fotografía de Santa Claus... (www.flirck.com)



BAJO LA LLUVIA


¡Cómo resbala el agua por mi espalda!
¡Cómo moja mi falda,
y pone en mis mejillas su frescura de nieve!
Llueve, llueve, llueve,
y voy, senda adelante,
con el alma ligera y la cara radiante,
sin sentir, sin soñar,
llena de la voluptuosidad de no pensar.
Un pájaro se baña en una charca turbia.
Mi presencia le extraña,
se detiene… me mira… nos sentimos amigos…
¡Los dos amamos muchos cielos, campos y trigos!
Después es el asombro
de un labriego que pasa con su azada al hombro
y la lluvia me cubre de todas las fragancias
de los setos de octubre.
Y es, sobre mi cuerpo por el agua empapado
como un maravilloso y estupendo tocado
de gotas cristalinas, de flores deshojadas
que vuelcan a mi paso las plantas asombradas.
Y siento, en la vacuidad
del cerebro sin sueño, la voluptuosidad
del placer infinito, dulce y desconocido,
de un minuto de olvido.
Llueve, llueve, llueve,
y tengo en alma y carne, como un frescor de nieve.


Juana de Ibarbourou

domingo, 11 de diciembre de 2016

Los gatos. Baudelaire

Pintura de Paul Klee




LOS GATOS


A los ardientes amantes y a los sabios austeros,
cuando tienen muchos años, les gustan
los gatos, orgullo del hogar, fuertes y suaves,
tan frioleros como ellos y asimismo tan sedentarios.


Amigos de la ciencia y de la voluptuosidad son,
buscan el silencio y el horror de las tinieblas;
un Erebo los hubiera tomado por sus fúnebres corceles,
si, inclinando su altivez, el yugo hubiesen aceptado.


Siempre, al meditar, adoptan esas nobles actitudes
de las grandes esfinges en sus hondas soledades
y que parecen adormecerse en un sueño interminable;


de sus fecundos lomos surgen mágicos destellos,
y como si fuese arena fina, hay partículas de oro
que siembran estrellas en sus místicas pupilas.


Baudelaire



viernes, 9 de diciembre de 2016

Ruiseñor. Mauricio Bacarise





La pálida luna en flor
y la fuente, en mil promesas,
son dos hermanas siamesas
unidas por un temblor.
Riela trinos, ruiseñor,
sobre agua de astros en calma,
tú, que humedeces la palma de Dios, y osas
probar a las lindas rosas
la inmortalidad del alma.

Mauricio Bacarissse








jueves, 8 de diciembre de 2016

Cuando un árbol gigante se suicida... Gloria Fuertes



Pintura de Lauraverde http://lauraverde.deviantart.com



EN LOS BOSQUES DE PENNSYLVANIA


Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que lo tale,
sin esperar al viento,
lanza su ultima música sin hojas
-sinfónica explosión donde hubo nidos-
crujen todos sus huesos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.


Gloria Fuertes




Pintura de Lauraverde




martes, 6 de diciembre de 2016

Flor de gardenia. Poema. Maite Sánchez Romero





FLOR DE GARDENIA

Entre sombras, un exquisito parpadeo de luz
está naciendo.
Es la primera flor de una gardenia.
Encarnan en ella estrellas de bondad; le soplan su fragancia cósmica.
Sus pétalos de cera son tiernos y confiados como los dedos de un infante.
Un aroma de tarde enamorada sube por su tallo…
Espirales de inocencia se acercan a escuchar su música de flautas
y un recuerdo vaga entre sus pétalos con rumor a ríos que se amaron...
La flor emana, dormida, su perfume, y se vuelven las nubes garzas blancas...
Despierta; se mece sin brisa que la mueva...
tiembla sola y pura

en su naciente baile de pétalos.

Maite Sánchez Romero

Campos de Soria. La nostalgia de un paisaje.





Imágenes de Alvar Astulez: http://www.flickr.com/photos/alvar_astulez/with/3407273602/




CAMPOS DE SORIA
ANTONIO MACHADO
(FRAGMENTO)


VII



¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas
por donde traza el Duero
su curva de ballesta
en torno a Soria, obscuros encinares,
ariscos pedregales, calvas sierras,
caminos blancos y álamos del río,
tardes de Soria, mística y guerrera,
hoy siento por vosotros, en el fondo
del corazón, tristeza,
tristeza que es amor! ¡Campos de Soria
donde parece que las rocas sueñan,
conmigo vais! ¡Colinas plateadas,
grises alcores, cárdenas roquedas!...
VIII
He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria —barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra—.
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Álamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña,
álamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
IX
¡Oh, sí! Conmigo vais, campos de Soria,
tardes tranquilas, montes de violeta,
alamedas del río, verde sueño
del suelo gris y de la parda tierra,
agria melancolía
de la ciudad decrépita.
Me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?
¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!

lunes, 5 de diciembre de 2016

A un olmo seco. Antonio Machado



Fotografía de Juan T. A:
Blog: El aprendiz de fotógrafo (muy recomendable): http://otroojo.blogspot.com




A un olmo seco


Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Gorrión de invierno

Imagen: Google Imágenes


GORRIÓN DE INVIERNO


 Esta vez no quiso hablar de pájaros, ya volaba. Sus manos eran garras ahora, el plumaje rubio. Cantaba. Y lo supe aunque ya lo sabía:

 No se canta lo que se pierde, se canta el deseo. El deseo mismo es un canto. Y tiene fuerza. ¡Cuánta!

 Y también alas. Y también vuela.


 Kisko :http://locoti.blogspot.com/2012/02/gorrion-de-invierno.html